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sábado, 27 de septiembre de 2008

El crac de 2008

Tomás Eloy Martínez



Mientras George W. Bush hablaba sobre terrorismo, en su último discurso como presidente de los Estados Unidos ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, los norteamericanos se preguntaban hasta dónde llegará la crisis que el Estado intenta conjurar, tomando 700.000 millones de dólares del bolsillo de los contribuyentes; es decir, cien mil millones más que la deuda generada por la guerra en Irak.

Desde hace un año y medio, cuando el sistema financiero comenzó a intoxicarse con el colapso de las hipotecas, a los norteamericanos comunes se les hizo cada día más difícil pagar el seguro de salud, financiar los estudios universitarios de los hijos, comprar la misma cantidad de alimentos con la misma suma de pocos meses atrás y llenar el tanque de nafta en un país donde la mayor parte de la población está obligada a manejar. Algunos ni siquiera pueden vender la casa para poner fin a la pesadilla de la hipoteca. Las propiedades valen hoy casi 20% menos de lo que se pagó por ellas hace dos años, en plena burbuja inmobiliaria, y la deuda es superior al valor de la vivienda. El tema está en boca de todos porque la crisis, más allá de la complejidad de su ingeniería financiera o sus números inasibles -el salvavidas representa sólo una parte de los ocho billones de dólares sueltos en créditos hipotecarios- refuerza la impresión de que la economía norteamericana sigue un rumbo de catástrofe debido a lo que Joseph Stiglitz llamó "ocho años de mala gestión económica". Los primeros golpes alcanzaron a las clases bajas; ahora, la clase media sucumbe a la inflación en el supermercado o cuando recibe las abrumadoras cuentas de electricidad y gas, en un país que consume más del 25 por ciento del petróleo mundial y que envió su precio a los cielos.

En el suburbio de Nueva Jersey donde vivo, los carteles de "ejecución judicial" se alternan con los que adornan los jardines en apoyo a Obama-Biden o McCain-Palin. Un colega de la universidad donde enseño envió un correo electrónico a sus amigos para recomendar dos páginas de Internet que ayudan a ahorrar combustible. Una de esas páginas, www.GasBuddy.com, busca el surtidor más económico de la zona; la otra, www.fueleconomy.com, traza el camino más corto de un punto a otro para gastar menos. "Pagar más de cien dólares en la estación de servicio es asunto de todos los días para la gente con camionetas familiares", dice un vendedor de Home Depot, de White Plains, estado de Nueva York. "Eso da miedo. Si el galón de nafta llega a 10 dólares (y la semana pasada estaba en 4,32, aunque ahora bajó a 3,99), vamos a caer en el infierno de la depresión."

Casi ochenta años después, la palabra depresión todavía eriza la memoria de las familias que sucumbieron a la crisis bursátil de 1929, cuyos efectos letales sobreviven en las novelas de Steinbeck y en las películas de la serie negra. Los historiadores coinciden en que las semillas del desastre pueden rastrearse en la torpeza de las administraciones de Hoover y Coolidge, y en la convicción de los conservadores en que los mercados podían regularse a sí mismos. Fue necesaria la audacia de un estadista brillante, como Franklin D. Roosevelt, para imponer planes que generaron trabajo, protegieron la salud, la educación y los ahorros de los sectores más bajos. Dos de las casas que se construyeron frente a la mía datan de esa época. Son modestas, tienen un pequeño jardín y se terminaron de pagar en 1956, sin traumas.

La tradición popular supone que los años de Roosevelt fueron luminosos hasta que les cayeron las sombras de Pearl Harbour, en 1941. Fue antes de esa época cuando, en 1933, una ley conocida como la Glass-Steagall, impidió que los bancos comunes jugaran en la bolsa y luego no tuvieran cómo devolver los ahorros a los ciudadanos. Las paradojas, sin embargo, entorpecen hasta las mejores intenciones. Algunas firmas de Wall Street franquearon el obstáculo y crearon los bancos de inversión que están ahora en el centro de la tormenta. Son los que compraron los fondos hipotecarios dudosos, los partieron y los reagruparon en nuevas inversiones que volvieron a colocar, permitiendo que se pagaran salarios como el de Richard Fuld, director ejecutivo de la quebrada Lehman Brothers: 45 millones de dólares el año pasado. Como tantos otros bancos de inversión, Lehman Brothers y Fuld se desbarrancaron cuando la gente no pudo seguir pagando sus hipotecas.

No es a los especuladores y timberos de Wall Street sino a los norteamericanos endeudados que quieren mantener sus casas y no pueden a los que -según cree el candidato demócrata Barack Obama- debería ir el apoyo que se está pidiendo al Estado. Lo ha dicho su asesor Stiglitz: "Podemos fomentar la renegociación de las hipotecas para que menos personas se vean obligadas a perder sus casas. Pero ningún inversor privado querría quedarse con estos valores que se imponen por la fuerza a los contribuyentes". Stiglitz recomienda lo que hizo la Corporación de Préstamos a Propietarios de Hogares (HOLC), creada durante la Gran Depresión: compró las hipotecas difíciles de pagar y las refinanció para que la gente mantuviera sus casas y aportara recursos legítimos al sistema financiero.

Obama, senador como su adversario, John McCain, prefiere reflexionar un poco antes de aprobar el salvavidas de dinero que quiere imponer el presidente Bush. Obama recordó que, ante la evidente inutilidad de los recortes de impuestos a las corporaciones, es "absolutamente necesario" un recorte de impuestos a la clase media. Aprovechó la ocasión para enfatizar su campaña de cambio: "Si queremos que la economía crezca, si queremos prevenir que una crisis como ésta vuelva a suceder, debemos cambiar a Washington. Debemos reformar nuestro sistema político, basado en el lobby. Debemos reformar las reglas que le permiten a Wall Street hacer cualquier cosa y pasarle la cuenta al pueblo".

Mientras tanto, el secretario del Tesoro, Henry Paulson, exige que los 700.000 millones de dólares se concedan ya mismo. Dice que sabe lo que hace, y sin duda lo sabe.

Hasta 2006, cuando se integró al gobierno actual, fue presidente de otro banco de inversión que sucumbió a la crisis, Goldman Sachs. Al retirarse, recibió 38,5 millones de dólares en concepto de su último bono, y ahora enfrenta en el Congreso la exigencia de una cláusula a la ley de rescate que limite los salarios de siete dígitos en Wall Street.

Aunque se manifiesta "incómodo" por la exigencia de votar a libro cerrado, el candidato John McCain defiende el pedido de Washington. "Vamos a hacernos cargo de esos préstamos malos", ha dicho. "No niego que sea enredado, no niego que sea costoso. Pero tenemos que detener la sangría."

"Sería el rescate mayor de la historia norteamericana", dice un médico de Albany, capital del estado de Nueva York. "Permitiría que las instituciones financieras afectadas pudieran seguir dando créditos y no se ahogaran. Si eso sucede, la tempestad se llevará muchos empleos. Pero no estoy de acuerdo, porque esos 700.000 millones saldrán del bolsillo de los contribuyentes, y endeudarán a nuestros hijos y nietos. Compraríamos valores que nadie sabe si alguna vez podremos recuperar. Es una historia ya conocida: mil millones aquí, mil millones allá y así hemos llegado a un déficit enorme, cuando Bush asumió con superávit. Podemos estar ante la puerta de un futuro peor."

El presidente que los norteamericanos elijan en noviembre cargará con el costo de esta crisis que supera al "lunes negro" de 1987, el tequilazo de 1994, la cesación de pagos de Rusia en 1998 y la explosión de la burbuja puntocom en 2000. El default argentino de 2001 -que para Paul O Neill, entonces secretario del Tesoro, iba a ser pagado por "los plomeros y los carpinteros" norteamericanos- representa, modestamente, el 20 por ciento de la quiebra de una sola empresa, Lehman Brothers. Aún no se sabe cómo se escribirá la historia, pero todo parece indicar que, en el otoño boreal de 2008, está naciendo un crac tan letal como el de 1929.

El Consenso de Washington, que pregonó el neoliberalismo en todos los continentes y dejó una estela de pobreza en América latina, acaba de fracasar en su país natal y ahora requiere un salvavidas del Estado, que era una institución tabú. Los caminos que elijan Obama o McCain serán, sin duda, diferentes, pero la responsabilidad que asumen es la misma: definir el destino de un mundo donde la crisis ha golpeado a la primera potencia sin que aún se pueda vislumbrar en el horizonte un camino nuevo.

viernes, 6 de junio de 2008

Facebook y Twitter: Los dos canales por los que se disputa la política china

Mientras Facebook se ha convertido en vehículo de apoyo al primer ministro chino, Wen Jiabao (una página en esa red creada en homenaje al político comunista se ha convertido en una de las más visitadas), Twitter ha sido el vehículo elegido por algunos disidentes para expresar sus ideas.Twitter es una herramienta de comunicación instantánea en la que los usuarios pueden enviar mensajes -a través del teléfono móvil o de Internet- de sólo 140 caracteres que toda la comunidad de "twitteros" puede leer en la página web de la firma.

El grupo de Wen Jiabao en Facebook tiene ya cerca de 48.000 seguidores y el ritmo aumenta a cerca de varios miles al día.Wen es en esa red el sexto político más "seguido", por delante de webs similares de apoyo al presidente estadounidense, George W.Bush, o al líder venezolano Hugo Chávez, aunque todos están todavía muy lejos del candidato demócrata norteamericano, Barack Obama, que ya ronda los 900.000 fans.
Pero la página de apoyo a Wen fue creada el mes pasado, en los días en que el primer ministro visitó la zona afectada por el terremoto de Sichuan del 12 de mayo. Las imágenes del líder político llorando con las víctimas e intentando consolar a personas todavía atrapadas en los escombros dieron la vuelta al mundo y su popularidad ascendió de forma meteórica.Se ignora quién creó la "fan page" de Wen y es poco probable que haya sido el propio primer ministro, pero a los internautas no les importa: ellos creen que hablan directamente con el líder, y la mayoría le envía mensajes de agradecimiento y admiración, aunque no falte alguna que otra crítica."Siempre eres cercano, ¡te queremos!", asegura uno de los comentarios, dejado por un hongkonés que firma como "Kiko Lau", mientras otro internauta apodado Michael Tse le agradece su "gran humanidad al visitar siempre personalmente las zonas afectadas por desastres".
Wen, sonriente y amigo de los baños de multitudes, siempre ha sido un político bastante popular entre los chinos, en contraposición a cierta frialdad y distanciamiento del pueblo de su único superior, el presidente Hu Jintao.

En el otro lado de la política china, famosos disidentes también intentan usar Internet para expresar sus ideas, a falta de voz en los medios de comunicación, fuertemente controlados por Pekín.Algunos escogieron los blogs, caso del famoso activista Hu Jia, en prisión desde diciembre de 2007, pero ante el bloqueo de muchas de sus bitácoras se comienzan a pasar a Twitter, cuyo acceso por ahora no está limitado en China.Entre los críticos con Pekín que han comenzado a usar esta herramienta se encuentra la esposa de Hu Jia, Zeng Jinyan, otra conocida disidente y bloguera.Su cuenta ha sustituido a los correos electrónicos que habitualmente ella y su marido mandaban a los periodistas, en los que informaban de su arresto domiciliario y el acoso de las autoridades.

En sus últimos mensajes de Twitter, Zeng informaba de que la vigilancia policial contra ella y su hija había aumentado, y se quejó de acoso físico de esos vigilantes.Aunque su blog está bloqueado en China, lo sigue manteniendo y en él se permite usar la ironía para hablar de los que la acosan: "Queridos policías: están en el patio, con sus bicicletas aparcadas, esperando ordenes.

En invierno aguantan el frío viento, en verano las picaduras de los bichos, no tienen ni un sólo día libre", señala, con un estilo que le ha hecho famosa mundialmente.Otras cuentas de Twitter intentan recordar a los internautas la situación de algunos disidentes chinos, como una dedicada a pedir la liberación de Hu Jia.China alcanzó a finales del mes de febrero 221 millones de usuarios de Internet, superando por primera vez los 215 millones de USA, pasando a ser la mayor comunidad internauta del mundo, pese a las muchas limitaciones que la red tiene en el país asiático.Internet se ha convertido en China en el medio de comunicación preferido por los más jóvenes, ya que pese al control estatal de contenidos, es todavía el mejor vehículo para la discusión y expresión de ideas en el país asiático.

jueves, 5 de junio de 2008

Una alegría de corta duración


Por David Brooks

Cristóbal Colón tardó 70 días en llegar al Nuevo Mundo. Un poco menos de la mitad tardamos nosotros en cumplir con el calendario de las primarias. Pero llegamos a destino y la gente de John McCain y de Barack Obama se sentirá satisfecha.

Ninguno de ellos planea un giro importante para el otoño (boreal). Confían en que tienen una estrategia para la victoria. Así que hoy mi papel es el del Dr. Fatalidad: el de fracturar la confianza inmerecida y aumentar el nivel de ansiedad de ambos bandos.

Barack Obama perdió siete de las últimas 13 primarias. Los que confían en él dicen que eso no tiene importancia. Es dudoso. Aunque los votantes prefieren las propuestas demócratas en casi todos los temas importantes, por una diferencia que oscila entre los 11 y los 25 puntos, Obama sólo aventaja a McCain en un 0,7% en el promedio de encuestas de RealClearPolitics. Su popularidad entre los independientes ha caído desde el 63% hasta el 49% desde febrero pasado.

Más aún, Obama ha pasado los últimos meses cortejando a la clase trabajadora. No parece funcionar. Hay algo de su magia que encuentra eco entre los que tienen una buena educación, pero no en los menos educados.

Por eso, tenemos los extraños resultados de las encuestas. Los votantes están de acuerdo con la postura de Obama respecto de Irak, pero, según el Pew Research Center, confían más en McCain para el manejo de la guerra.

Peter Hart organizó un focus group para el Annenberg Public Policy Center con votantes independientes de Virginia. Captó reacciones que uno escucha permanentemente. Estos votantes independientes estaban intrigados por el mensaje de "cambio" de Obama, pero no sabían casi nada de él.

Es como si no pudieran identificar la vida de Obama con nada de sus propias experiencias inmediatas y, en consecuencia, el hombre es una abstracción para ellos. Finalmente, la gente de Obama está demasiado convencida de que puede definir a McCain como Bush III. Pero los hechos demuestran que eso es incorrecto. McCain puede referirse a decenas de temas, desde la tortura y el calentamiento global hasta el gasto público, en los que ha estado en desacuerdo con su partido.

Mientras tanto, en el bando republicano existe la convicción de que Obama es un encantador peso liviano. McCain lo critica diciendo que es ingenuo, pero le saldrá el tiro por la culata.

En este clima, un candidato no puede definir al rival, sino sólo a sí mismo. Cuando McCain ataca a Obama llamándolo ingenuo, todos los votantes advierten que McCain es un tipo amargado y negativo. El problema de McCain es que su partido es inepto para gobernar. Tal como han demostrado las investigaciones del encuestador republicano David Winston, cualquier política se torna menos popular en cuanto la gente sabe que los republicanos la apoyan.

Esta elección será asimétrica. Obama tiene que proporcionar un relato con el que los votantes puedan identificarse. McCain tiene que decir por qué representa una ruptura con Bush y un futuro atractivo. Ninguna de las campañas ha hecho esas cosas. No sé por qué están tan alegres.

martes, 20 de mayo de 2008

¿ Quo vadis, Mercosur?

Por Eduardo Amadeo

El Mercosur no concurrió a las cumbres de Lima como un actor, sino, básicamente, como un participante. Más allá de firmar documentos diversos, el Mercosur no llevó, como bloque, posiciones acordadas que pudieran establecer nuevas agendas en las numerosas cuestiones que forman parte de la compleja trama de relaciones entre la Unión Europea y América latina. Esta carencia de protagonismo del Mercosur como bloque se ha venido dando en numerosas oportunidades, en las que se han discutido cuestiones y tomado decisiones importantes, sin que nuestra región pudiera manifestarse orgánicamente. No sólo le ha costado dar consistencia y ejecutar su propia agenda ampliada, y definir su integración definitiva, sino que no ha tenido voz relevante en cuestiones estratégicas, como la Ronda de Doha, ni en las coyunturales, como el reciente conflicto andino, que forman parte de la dinámica diplomática cotidiana.

Mas aún: como bloque, al Mercosur le está costando mucho establecer relaciones estratégicas con otros bloques, como lo muestra el magro resultado de un solo acuerdo (con Israel), que implica un porcentaje nimio del comercio de ambos firmantes. Incluso los acuerdos estratégicos importantes, como el reciente sobre cuestiones nucleares y aeronáuticas entre la Argentina y Brasil, no han incluido a los demás socios, siquiera como participantes lejanos.

Así planteadas las cosas, cabe preguntarnos hacia dónde va y qué quiere ser el Mercosur: ¿un espacio de libre comercio? ¿Cuál? ¿Una región en la que se logre la integración de cadenas de valor, que atraiga inversiones para aprovechar el mercado ampliado? ¿Un espacio para ampliar los derechos de los ciudadanos? ¿Un ámbito político para construir consensos, irradiarlos al Sur y tener más relevancia y poder en las relaciones internacionales? ¿Un generador de oportunidades de crecimiento para los países más pequeños?

¿Cuál de estos objetivos ha logrado y cuáles quiere o puede lograr? Es cierto que el Mercosur ha sido una magnífica herramienta para ampliar el intercambio comercial entre la Argentina y Brasil; para hacer desaparecer las hipótesis de conflicto y para refirmar la democracia como criterio de participación, cuestión en la que, además, ha influido sobre otros países de la región.

Pero luego de sus enormes éxitos iniciales, forzoso es también afirmar que el Mercosur ha entrado en una meseta de la cual le cuesta salir y que le dificulta lograr esos objetivos. Sin institucionalidad confiable, el Mercosur no ha conseguido ni conseguirá desviar hacia la región inversiones que integren cadenas de valor. ¿Qué empresa se ha de acoger a una legislación regional que simplemente no existe, o confiará en un arancel externo común perforado ad infinitum y en un tribunal de resolución de controversias de difícil acceso e inciertos tiempos de resolución?

Y desde el punto de vista político, es evidente que el Mercosur ha pasado a ser marginal en la toma de decisiones de Brasil, cuestión que es comprensible, vista la estrategia global de Itamaraty, pero no necesariamente aceptable para los demás países que forman el bloque.

Con estas carencias objetivas, no alcanzan los discursos optimistas que cada seis meses proclaman el futuro común de nuestros países, casi como un destino manifiesto. La retórica política no alcanza, si no se dan dos condiciones esenciales para que el proceso de integración avance en calidad y profundidad: potenciar los intereses comerciales comunes, y algún grado de cesión de soberanía a favor del conjunto que resuelva las carencias institucionales y operativas, cuestión que aparece como muy poco probable, vista la experiencia de todos estos años y datos objetivos como la limitada institucionalización de las normas. Por ello es que la posición de Uruguay, que afirma, más o menos explícitamente, que su permanencia en la región ya no depende de los discursos políticos sino de las oportunidades que más le convengan. Y la posibilidad de que el nuevo gobierno paraguayo aumente sus reclamos por mayores oportunidades de participar del comercio regional aparece como comprensible frente a un futuro incierto .

La profundización y la refundación periódica se han convertido en una intención difusa que también revive cada seis meses. Pero esa intención no podrá concretarse si no se dan algunas discusiones básicas, que hasta ahora se eluden sistemáticamente, como las referidas a la supranacionalidad o a un modelo de geometrías variables y varias velocidades, como ha propuesto Félix Peña. Y, como es más que obvio que sin discusión no hay crecimiento, las nuevas etapas del Mercosur nunca llegan.

He usado a propósito esta descripción "dura" de la realidad actual del Mercosur como disparador, pues creo que es importante y necesario pensar con franqueza acerca de nuestra futura relación con la región, que es componente esencial de nuestra estrategia de relación con el mundo, sin ampararnos en voluntarismos retóricos que limitan la discusión, sino admitiendo a este Mercosur como una institución inevitable e inmutable.

Pero las oportunidades para una estrategia más proactiva son enormes: América latina necesita establecer y sostener ámbitos de diálogo para múltiples temas, desde resolver y prevenir conflictos bilaterales hasta el narcoterrorismo o el medio ambiente; avanzar en la efectiva integración de la Comunidad Andina con el Mercosur; desarrollar una agenda energética definitiva; iniciar la agenda de la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana (Iirsa) que hace tiempo propuso el BID. Y, sobre todo, ampliar las relaciones comerciales con un resto del mundo que se nos aleja. Todo ello no puede quedar librado sólo a la iniciativa de Brasil o México, con el resto de los países como espectadores invitados.

Obviamente, pensar desde la Argentina en nuevas alternativas para el Mercosur puede tomarse como una opción demasiado riesgosa, en la medida en que temamos que cualquier opción al statu quo actual pudiera agredir nuestra necesaria e inevitable relación estratégica con Brasil. Pero no hay razón para paralizarse por esta posibilidad. Si bien Brasil tiene una decisión de liderazgo en los espacios de poder a nivel mundial, también es cierto que para Brasil no hay dinámica sudamericana sin la Argentina, y que el costo de un eventual desgajamiento de Mercosur es muy alto para nuestro principal socio.

Por ello es que el primer paso debe ser discutir francamente con Brasil hasta dónde se puede o se quiere llegar con la institucionalización, el fortalecimiento operativo y la equidad interna del Mercosur. Pero también la Argentina debe incorporar en esa agenda la posibilidad de un acercamiento estratégico con Chile, para recuperar el ABC en un proyecto que incluya tomar iniciativas políticas en conjunto, avanzar en cadenas de valor e integración física, y la más audaz, de pensar en la compatibilidad de los tratados comerciales del Mercosur con los tratados de libre comercio chilenos, incluidos en este esquema Uruguay y Paraguay, con sus justas demandas de equidad.

Los intereses comerciales y la relevancia política de la Argentina exigen un salto de creatividad que nuestra diplomacia, sin duda, puede dar, para recuperar y potenciar lo mucho y bueno del Mercosur, pero integrándolo a una estrategia ampliada hacia mayores horizontes.

El autor fue jefe de gabinete de la Comisión de Representantes Permanentes del Mercosur

lunes, 12 de mayo de 2008

El auge de Internet y de los blogs, la nueva cara de las reformas en Cuba


Se han convertido en un foro de debate abierto en la isla, y el gobierno de Raúl Castro no parece empeñado en impedirlo. Yoani Sánchez, una periodista de 32 años, acaba de ganar un importante premio por su espacio.

Las dificultades de acceso a Internet en Cuba no impiden que la Red se haya convertido en un foro donde se debate sin tapujos el presente y futuro del país y el gobierno no parece empeñado en ponerle trabas.

Un ejemplo del papel que vienen desempeñando las nuevas tecnologías fue la sorpresiva difusión por la Red de un video en el que un joven, Eliécer Avila, criticó al presidente de la Asamblea Nacional, Ricardo Alarcón, en una reciente reunión a puertas cerradas en la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI). Avila expresó malestar por la falta de acceso a Internet y las limitaciones para viajar. Ante la repercusión que tuvo el video, las autoridades montaron en la versión digital del diario oficial Granma una entrevista con el muchacho, en la que aclaraba que las críticas estaban encaminadas a fortalecer el socialismo, no a eliminarlo. La información completa jamás se difundió en la prensa nacional y todo quedó en el ciberespacio.

En la Red se discutió abiertamente la histórica renuncia de Fidel Castro a la presidencia en febrero, la elección de su hermano Raúl para sucederlo y las especulaciones sobre el rumbo de su gobierno. "Raúl necesita ahora tiempo", escribió, por ejemplo, una persona llamada Rogelio Sarforat en un comentario en Kaosenlared.net. Y agregó: "Tengamos confianza, calma y mantengámonos unidos en torno a la dirección de la Revolución."

Alguien le respondió desde Miami: "Las palabras de Raúl y la constitución del nuevo Consejo de Estado fueron un cubo de agua fría para los que esperaban que se hiciera explícita una mayor voluntad de cambio." Hay de todo, incluidos insultos y palabras subidas de tono.

"Ante esta fragmentación de la sociedad civil que tenemos, quizá la tecnología nos está sirviendo para conectar", reflexionó Yoani Sánchez, bloguera que dijo haber recibido más de un millón de entradas a su página en febrero y que ganó el Premio Ortega y Gasset de Periodismo en España por su blog. "Este entramado que falta aquí abajo se está haciendo allá arriba (en la Red). Es irreversible, cada paso que se da en esa dirección, será muy difícil para el gobierno retrotraerlo", reflexionó la mujer, que administra Generación Y, creada en abril de 2007.

La mayor parte de las visitas al blog de Sánchez son del exterior, aunque también abundan las que hacen cubanos anónimos que critican al gobierno dentro de la isla. Pero no es sencillo. Para colocar sus comentarios, Sánchez se viste como si fuera una turista y va a hoteles de La Habana con acceso a la Red para extranjeros. La conexión cuesta unos 6 dólares la hora y no puede permanecer mucho tiempo, no sólo por lo caro sino porque teme que alguien se dé cuenta de que se trata de una cubana que se conectó a la Red sin permiso.

Los amigos de la Revolución, recelosos de la forma en que la prensa internacional informa sobre Cuba, consideran que Internet contribuye a distorsionar la imagen del proceso isleño. "Asistimos a una guerra promovida desde las nuevas tecnologías de comunicación, de la industria del entretenimiento y de las estrategias de mercadeo", dijo a comienzos de abril un reporte del VII Congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.

Los creadores, no obstante, opinaron que "prohibir el acceso a estas opciones, además de que no pasaría de ser un gesto vacío, sólo incrementaría su atractivo". Agregaron que el gobierno debe prepararse "para la interacción adecuada con los canales a través de los cuales se procesa y distribuye la información en el mundo". El gobierno mantiene una docena de páginas destinadas a defender la imagen de Cuba y difundir sus logros, pero por lo general se las critica por ser repetitivas y aburridas.

Según Sánchez, las autoridades tienen montada una campaña "sobre todo en la Universidad de Ciencias Informáticas para elevar los ''hit'' de los sitios cubanos".

"No conozco ninguna persona que utilice su tiempo de Internet pagado por él para defender el proceso político cubano", agregó su esposo, el periodista independiente Reynaldo Escobar. "Todas las personas que argumentan a favor del gobierno lo hacen por un sueldo o porque les han dado la tarea", concluyó.

viernes, 11 de abril de 2008

La polarización, un arma peligrosa

Por Juan Gabriel Tokatlian

La polarización política es a menudo la antesala de la confrontación social extendida y ésta antecede, eventualmente y en su manifestación más cruenta, a la guerra civil o al colapso de un régimen. La polarización, fenómeno escasamente estudiado por las ciencias sociales, explicita una lucha sin mediaciones y revela el agotamiento de la confianza y la quiebra de los ámbitos de cooperación institucionalizados. A su vez, adopta diferentes características y modalidades.

Puede derivar de un hecho objetivo: en muchas ocasiones la enorme brecha socioeconómica, político-cultural o étnico-religiosa entre grupos humanos tiende a ofrecer un telón de fondo que alienta la fractura y segmentación de una nación en polos nítidamente identificados, facilita la transformación de los naturales conflictos que vive toda sociedad en un tipo de pugna irreconciliable y violenta, y exacerba antagonismos preexistentes que no se canalizan y tramitan positivamente en el plano institucional. En ese caso, asistimos a una polarización expansiva.

La polarización puede ser también consecuencia de un acto subjetivo. Esto es, un determinado conglomerado humano (social, político, religioso, étnico), encabezado por líderes maximalistas y poco afectos al pluralismo político y religioso, al multiculturalismo racial, a la diversidad de opciones sexuales y/o a las reglas de juego democrático, emprende una serie de acciones orientadas a extremar las diferencias, distancias y divergencias en un país. Acá estamos en presencia de una polarización instrumental.

Por otro lado, la polarización puede surgir como producto de una compleja y crítica dinámica entre el Estado y la sociedad que induce a posturas crispadas, agresivas e innegociables, poco dependientes ya de la voluntad específica u original de los principales protagonistas. Es decir: la polarización es un efecto no deseado ni planificado, pero que expresa el nivel de resentimiento social, exasperación política y descalabro institucional que la han nutrido. Esta es una forma de polarización indeliberada.

En oposición, polarizar puede ser el resultado de una acción planeada por una o por las dos partes de una relación bipolar y que pretende llevar a una sociedad a grados insoportables de tensión y a estadios crecientes de fricción.

Hay una serie de pasos en pos de la polarización: demonizar al adversario, transformarlo en un enemigo con el cual no es posible transacción alguna y debilitar los espacios institucionales en los que se podrían negociar intereses encontrados. En última instancia, se busca enfilar a los bandos divididos, así como a sus sectores de apoyo, hacia una prueba definitiva de fuerzas, y que ello culmine con un ganador y un perdedor netos. En ese sentido, resulta evidente la existencia de una polarización premeditada.

La polarización no es un asunto nuevo ni inevitable, aunque tampoco se puede erradicar plenamente. Así, la experiencia histórica en América latina durante la Guerra Fría mostró que en un gran número de casos en los que se produjeron golpes de Estado no existían condiciones objetivas de polarización –lo que denominamos “polarización expansiva”–, pero sí había actores dispuestos a polarizar deliberadamente –lo que denominamos “polarización premeditada”– a las sociedades.

Gradualmente, se instaló en el campo doméstico lo que en política internacional se conoce como un dilema de seguridad: los actores enfrentados procuraban su propia seguridad, pero ello producía más inseguridad en la contraparte.

Lo anterior devenía en una escalada en la que ambas partes iban elevando su capacidad de pugnacidad y provocación hasta que el enfrentamiento se tornaba imperioso para cada uno. Cabe recordar que en aquel momento histórico las estrategias de polarización fueron tácita y clandestinamente alentadas por los Estados Unidos y la Unión Soviética y el dilema de seguridad entre las superpotencias se desplegaba en las naciones periféricas.

La lógica polarizante y la sensación de inseguridad eran fácilmente asimiladas en el plano interno por diversos grupos sociales y políticos, que las concebían como indispensable para avanzar y forzar su pretensión hegemónica.

Por lo general, entonces, los golpes de Estado expresaban la fase final de un proyecto destinado a generar una situación extrema. En ese contexto, una minoría social asociada con una mayoría militar irrumpía y destruía la democracia para alcanzar un presunto “nuevo orden” y fundar una supuesta nueva hegemonía.

Los costos humanos y materiales para los países del área, incluida, obviamente, a la Argentina, fueron enormes y ominosos.

La experiencia regional en materia de polarización dejó algunas heridas que tomará tiempo cicatrizar. Asimismo, si bien la polarización no es un destino inexorable, tiende a reemerger: actualmente, América latina vive un nuevo ciclo de praxis polarizante. Ocurre, entre otros países, en Venezuela. Sin embargo, de aquel pasado y de este presente ha aflorado un claro aprendizaje colectivo en los países del área. Por ejemplo, se entendió que era indispensable un comportamiento activo, lúcido y paciente de aquellos que no se ubicaban en los extremos de esa polarización construida. Los polos siempre se disputan la adhesión de los no polarizados y éstos no constituyen una clase en sí (por ejemplo, la clase media) o un partido concreto (por ejemplo, las agrupaciones de centro). Los “del medio” pueden provenir de distintas clases sociales, partidos políticos, corrientes ideológicas, movimientos cívicos, comunidades religiosas, organizaciones no gubernamentales, asociaciones regionales y personalidades públicas. Los “del medio” pueden estar tanto en el Estado como en la sociedad, en el gobierno como en la oposición, en las esferas intelectuales como en los medios de comunicación. Ahora bien, resulta indispensable que se movilicen mucho y bien; en particular, en coyunturas de potencial polarización espontánea o urdida.

Ello implica, entre otras, eludir las tácticas facciosas y obstruccionistas, ampliar los espacios de deliberación institucionalizada, participación política y convivencia ciudadana, defender incansablemente los derechos humanos, evitar las prácticas oportunistas y predatorias, reforzar mediante el ejemplo el Estado de Derecho, brindar alternativas legítimas de liderazgo, articular intereses de manera incluyente, exigir políticas visibles y viables de justicia social y económica e interactuar intensamente con actores externos comprometidos con la defensa de la democracia.

En esta confusa y difícil hora política que atraviesa la Argentina, en medio de una relativa bonanza económica y con notables deficiencias en términos institucionales y distributivos, es fundamental que el rechazo a la polarización sea el epicentro de las acciones políticas, sociales, culturales y simbólicas. Es bueno recordar que ingresar en el sendero de la polarización es bastante fácil; salir de él es muy difícil. Por ello, mitigar su manifestación es imperativo e impedir su reaparición es un deber.

jueves, 13 de marzo de 2008

Gracias a los cortes de gas de Argentina a Chile, Bolivia podría tener salida al mar

Desde la cancillería chilena, el titular de la cartera, Alejandro Foxley, aseguró que la posibilidad de dar salida marítima a Bolivia (territorio que sería cedido por Chile) ya está sobre la mesa, aunque no hay "una fórmula específica". La negociación está abierta desde que la Argentina comenzó con los cortes de envío de gas a Chile dada su propia crisis energética.

El canciller chileno, Alejandro Foxley, dijo que el tema de una salida boliviana al mar, está en la mesa de discusión pero todavía no se llega a una solución.

“Todavía no tenemos ninguna fórmula específica, pero está el tema en la mesa”, afirmó Foxley en declaraciones a radio ADN.

En aparente alusión al rechazo de sectores chilenos de resolver la demanda marítima, Foxley llamó a la solidaridad con Bolivia.

"La opinión pública no puede aislarse. Este es un país que tiene que ser generoso, tiene que ser solidario”, dijo el canciller. Agregó que Bolivia tiene problemas de pobreza y que “cualquiera que vaya a ese país se dará cuenta de que la gente es de una amabilidad y afectividad impresionantes hacia los chilenos y yo espero que los chilenos nos acompañen en alcanzar sustantivamente esa agenda de 13 puntos”.

Los dos países acordaron hace dos años discutir una agenda de 13 puntos, entre los cuales figura el de la salida al mar. Las negociaciones se llevan a cabo a nivel de vicecancilleres, quienes se reúnen periódicamente.

Entre una de las opciones que se manejaban está la de canjear territorio por gas, que gracias a los recortes que realiza el gobierno de los K, se reprodujeron durante los últimos años en Chile.

lunes, 10 de marzo de 2008

Sudáfrica: crisis energética entre desarrollo y sostenibilidad

Durante la última década, Sudáfrica ha experimentado un fuerte crecimiento económico, explicado por un difuso desarrollo industrial y un fuerte aumento de la demanda energética agregada.
A pesar de los intentos de diversificar las fuentes energéticas, la oferta no ha sido capaz de alcanzar los niveles de demanda provocando la crisis que estalló el pasado enero y que todavía no parece haberse resuelto.

martes, 18 de diciembre de 2007

Merkel trabaja en la relación con China

Desde su posición europea privilegiada en los intercambios comerciales con Pekín, la canciller alemana Angela Merkel mira a China con ojos desencantados. La tierra de las grandes oportunidades económicas representa en realidad un reto para los valores del sistema internacional. La defensa de los derechos humanos, la protección del medio ambiente y la responsabilidad global son algunas de las cuestiones que la Alemania dirigida por Merkel está tratando de introducir en el diálogo con China. La visita del Dalai Lama a comienzos de septiembre prueba el cambio de perspectiva de Berlín. Si esta nueva dirección recibiese el apoyo del resto de los países europeos, Alemania podría convertirse en la nación-guía de una política exterior europea.


El recibimiento del Dalai Lama y la irritación china

La visita privada del Dalai Lama en calidad de autoridad religiosa a Angela Merkel ha constituido una ofensa diplomática para China. En respuesta, se ha producido la anulación de la visita del ministro de las finanzas alemán Steinbrück y del ministro de medio ambiente Gabriel. Además, el programa cultural diseñado por ambos países no tendrá la repercusión prevista. El primer ministro chino Wen Jiabao ha pedido a la Canciller como forma de enmienda que considere el recibimiento dado al líder religioso como un error. Esta petición, sin embargo, no es ni conciliable ni realizable.

El Dalai Lama, la máxima autoridad religiosa del budismo, es considerado por el Gobierno chino como el máximo exponente del independentismo del Tibet, región que desde 1951 se encuentra ocupada por la República Popular China. Refugiado en India desde 1959 y galardonado con el premio Nobel de la paz en 1989, es una figura muy mal vista por las autoridades chinas que insisten en reforzar su presencia en la región tibetana. La última demostración de fuerza del Gobierno chino hacia el Tibet ha sido el intento de adjudicarse el derecho de investidura de los altos monjes tibetanos. Esta cuestión, aunque irritada en esta ocasión por la posición alemana, afecta a la diplomacia de la República Popular China desde hace tiempo; no en vano el Dalai Lama ha sido también recibido recientemente por los Gobiernos estadounidense, canadiense y austríaco. En cualquier caso, el recibimiento de dicha autoridad religiosa por parte de Merkel ha sido visto por los dirigentes chinos como un auténtico golpe bajo al que podrían seguir otros. La cuestión del Dalai Lama ha hecho visible un nuevo comportamiento de Alemania en las relaciones con su gran socio comercial. El comportamiento de Merkel parece perturbar las plácidas y cómodas relaciones económicas entre ambos países. Alemania está tratando de insertar en el diálogo con China algunos temas fundamentales como la defensa de los derechos humanos, la protección del medio ambiente o el respeto de la propiedad intelectual. Sobre todas estas cuestiones, sin embargo, China prefiere mantenerse en silencio.

Ampliando la perspectiva, la proximidad de las olimpiadas de Pekín 2008 juega un papel secundario en las relaciones chino-alemanas. Los juegos de agosto de 2008 están dirigiendo los focos de atención también sobre la política interna del país, que ahora es mucho más vulnerable de cara a la opinión pública internacional. Este es uno de los principales motivos por los que China está tratando de asegurarse la fidelidad incondicional de Estados Unidos y la UE y el apoyo de estas grandes potencias occidentales al principio de “una única China”, un principio que sirve tanto para Taiwan como para el Tibet.
Schröder y Merkel. El establecimiento de los intereses alemanes de cara a una China en ascenso

Las líneas de la política exterior alemana en dirección a China se encuentran en una fase dinámica y cambiante. El cambio de cancillería y el avance de China a nivel internacional se encuentran en la base de dicha transformación. Durante la cancillería de Schröder, el principal objetivo del líder alemán fue el de fomentar la aproximación entre ambos Estados para conseguir favorecer que las empresas alemanas alcanzasen una posición relevante en el mercado chino. Entre los actos políticos que trataron de fortalecer esta línea destaca el hecho de que el ex canciller alemán festejase el fin de año en Shangai en el año 2002 o que en el 2004 promoviese, junto con Chirac, la eliminación del embargo europeo de armas a China.

La canciller Merkel está tratando de construir una posición menos cómoda. El pasado 26 de octubre el grupo CDU/CSU presentó en Berlín un nuevo concepto estratégico en relación a Asia que lleva por nombre “China, una oportunidad y un reto para Alemania y Europa”. De forma sintética, establece que los temas a los que la agenda política alemana tiene que dar más importancia en referencia a China son la cuestión de los derechos humanos, la protección del medio ambiente y el respeto a la propiedad intelectual. Durante la visita que Angela Merkel realizó en mayo de 2006 se discutieron las ayudas al desarrollo destinadas a China. Pekín se ha convertido ya en un interlocutor clave para todas las potencias: posee la cantidad más grande de ahorros, es el segundo en emisión de carbón y defiende el yuan devaluado a pesar de las reclamaciones realizadas por los países occidentales. La influencia a escala mundial de China está cambiando y con ella la percepción que Alemania tiene del gigante asiático. Los intentos de reformular los intereses alemanes por parte de Angela Merkel responden, en consecuencia, a esta transformación estructural.

Entre 1997 y 2006 las exportaciones alemanas hacia China han aumentado de 5.800 millones de euros a 27.500 millones. También el valor de las exportaciones chinas ha aumentado, pasando de los 11.000 millones a los 48.800. Desde 1999, Alemania ha sido el principal inversor europeo en China, especialmente en el sector químico y automovilístico y las inversiones chinas en Alemania asciende a los 308.000 millones de euros. Estas cifras han convertido a Alemania en el principal socio de China. Sin embargo, China es cada vez más competitiva a nivel económico. Desde hace ya algunos años la prensa alemana está anunciando que China se encuentra apunto de adelantar a Alemania en materia de exportaciones. Aunque aún no se ha constatado dicho adelantamiento, es más que previsible. Mientras tanto, China exporta a Alemania mucho más de lo que importa, lo que está fomentando el déficit de la balanza comercial alemana respecto a China. China y Alemania compiten y seguirán compitiendo por definir las vías de distribución y el uso de los recursos energéticos. En el plano internacional, China es un interlocutor fundamental en cuestiones de ámbito regional. Además, es la portavoz de un modelo particular de Estado y de desarrollo que en numerosos aspectos difiere del modelo europeo. La posición mucho menos sumisa de Merkel hacia China trata de tener en cuenta qué es exactamente China hoy en día y, también, en qué se convertirá en un futuro próximo. En función de esta percepción está tratando de reformular su propia estrategia. La respuesta consecuente, de ser sostenida por el resto de los miembros de la UE, confirmaría a Alemania como el país-guía de una política exterior común y aumentaría su propio prestigio.
Los obstáculos

La afirmación de la posición alemana en Europa en la formulación de una política menos sumisa hacia China, una política que vaya más allá de la mejora del rendimiento comercial, no es tan inmediata como podría parecer. Desde el punto de vista de la política interna, la polémica entre la canciller Merkel y el ministro de exteriores Steinmeier que siguió a la visita del Dalai Lama, debilitó la posición alemana frente a la determinación china. El ministro de exteriores y desde hace poco también vice canciller, Frank-Walter Steinmeier, miembro del SPD y mano derecha del ex canciller Schröder, ha definido el comportamiento de Merkel como Schaufensterpolitik, es decir, como una actitud indiscreta y casi ingenua de inmiscuirse en los asuntos internos de un socio comercial. El presidente federal Horst Köhler, por su parte, ha defendido la decisión de Merkel. Sin embargo, en estos momentos, las diferencias en política exterior de la Canciller y del Ministro de Asuntos Exteriores podrían debilitar la credibilidad de este cambio de posición, antes incluso de que fuera afirmado internacionalmente.

Desde el punto de vista europeo, el éxito de la visita del presidente Sarkozy es interpretado por muchos alemanes como una ventaja relativa obtenida por parte de Francia a expensas de Berlín. Los veinte mil millones de euros en contratos acordados entre compañías chinas y francesas hacen ver de color de rosa las perspectivas de una asociación comercial entre ambos países. En Alemania, sin embargo, suscitan el temor de una posición desventajosa a la hora de competir como consecuencia del desarrollo de una política que opte por acomodarse y no interferir. Por su parte, China no cesa de especular sobre el escepticismo que rodea a las acciones de Merkel. Pekín está tratando de aprovechar una posible rivalidad entre Francia y Alemania. Aproximándose a la primera, intenta empujar a la segunda a ceder terreno en algunas de las cuestiones más desagradables. Por otro lado, una relación de amistad con Francia es especialmente cómoda, ya que el turno de presidencia europea gala coincide con las olimpiadas chinas. La maniobra asiática puede tener éxito en función de la coordinación que logren establecer ambos países entre sí.
Conclusiones

Frente a una China que ha adquirido un peso relevante sobre la escena internacional, Angela Merkel está probando una nueva estrategia en sus relaciones con Pekín que pueda ser apoyada también por el resto de los miembros de la Unión Europea. Este intento, sin embargo, se está viendo debilitado por la acción pragmática de Sarkozy y, por el momento, ha sido acogido con cierta cautela por parte de Europa. Esto no significa que la nueva línea germana no pueda obtener consenso a medio plazo. La capacidad de liderazgo que Alemania posee en Europa depende también de la voluntad de reconocimiento del resto de los países europeos y, ante todo, del consenso interno a la hora de seguir esta línea.

lunes, 5 de noviembre de 2007

Las relaciones China-Japón, algo mejor

Las relaciones geopolíticas entre Japón y China están atravesando un período de mejora general, acompañado por una ligera moderación de algunas de sus divergencias históricas. Sin embargo, no disminuye la atmósfera de nerviosismo y desconfianza que ha caracterizado siempre las relaciones entre los dos países, agudizada ahora por la la difícil reestructuración del cuadro de seguridad asiática, por la crisis política interna japonesa y por la imparable ascensión china en la región.


Los conflictos internos entre ambos países

Desde el punto de vista de la política interna, China y Japón se encuentran en un momento de distensión política y de declaraciones de amistad. Los dos últimos años han constituido un auténtico punto de inflexión en las relaciones diplomáticas entre Pekín y Tokio, marcado por el desarrollo de dos encuentros diplomáticos simbólicos, aunque muy importantes: el primero de ellos tuvo lugar durante la visita del ex Primer Ministro japonés Shinzo Abe a China, y el segundo durante la visita a Tokio del ministro de Defensa chino, un acontecimiento que no se repetía desde hacía nueve años. En ambas ocasiones, los dos países expresaron su voluntad conjunta de retomar las relaciones bilaterales, enfatizando esta nueva línea común con acciones de gran impacto mediático, como la comparecencia de ambos líderes a un partido juvenil de baseball que fue retransmitido por las televisiones internacionales.

Las relaciones diplomáticas chino-japonesas se retomaron en 1972, aunque los conflictos internos han impedido que terminen de normalizarse. Además, estas relaciones se han visto siempre obstaculizadas por desavenencias políticas, disputas territoriales y rencores históricos sin resolver. Entre todos los problemas que desde hace décadas dividen a ambos países, destaca la reconstrucción de la verdad histórica, algo que, aunque parezca sorprendente, en más de una ocasión ha provocado desencuentros e incidentes diplomáticos entre ambos países. En este sentido, China y Japón se muestran inflexibles a la hora de imponer su propia versión del pasado. De hecho, desde la segunda posguerra Asia no ha sido capaz de tomar verdadera conciencia de su pasado, ni mucho menos de acompañar esta toma de conciencia de acciones políticas. Durante todos estos años, el resentimiento ha prevalecido por encima de la reconciliación. En este contexto se enmarca la iniciativa de crear un Comité formado por más de veinte expertos chinos y japoneses, que durante el año 2008 deberá realizar una revisión de los principales acontecimientos históricos ocurridos en los últimos dos mil años. Aunque se trata de una iniciativa importante ya que el Comité se encargará de elaborar la historia que estudiarán las nuevas generaciones, no es probable que sirva para que se superen las rencillas y los rencores seculares: será necesario que transcurra aún mucho tiempo para la población pueda aceptar de forma sincera su propio pasado y asumir sus propias responsabilidades históricas. Esta lentitud asiática a la hora de asumir la propia historia se debe en buena medida a la arraigada tradición de transmisión oral.

Desde el punto de vista de las relaciones económicas entre los dos países y según apuntan algunos marcadores objetivos, la situación es prometedora. Los intercambios aumentan constantemente, siendo China el primer socio comercial de Japón y viceversa. Todo parece indicar que existe una “alianza” comercial muy estable marcada por la dependencia de Japón del inmenso mercado chino y por la necesidad de Pekín de las inversiones extranjeras y de las instalaciones ecológicas que Tokio le proporciona. Sin embargo, la situación interna japonesa no termina de arrancar, y ello a pesar de que desde la segunda guerra mundial ha tenido lugar un crecimiento económico ininterrumpido. Pese a que los informes del Gobierno muestran a un Japón que se encuentra en constante crecimiento, queda ya muy lejos la etapa del famoso boom Izanagi que llevó al país a convertirse, en tan sólo cinco años, en la segunda potencia económica del mundo. En cualquier caso, la tasa de crecimiento del PIB en Japón es bastante alentadora. Entre 1965 y 1970, la tasa de crecimiento fue del 11,5%, un dato que hace palidecer incluso a las cifras actuales del crecimiento chino. Japón ve con recelo y desconfianza el crecimiento económico y político constante de su vecino chino, que no hace más que erosionar su propia posición dentro el contexto asiático. Por otra parte, China ha sufrido un súbito recalentamiento de su economía y necesita urgentemente solucionar su inadecuada política monetaria. Debe afrontar además las críticas de la UE por mantener artificialmente bajo el valor de cambio de su moneda (asegurándose falsas ventajas en el comercio). Japón, a pesar de haber utilizado en el pasado decenio la misma estrategia monetaria, no desperdicia la ocasión de unirse a las críticas y llamar al orden a China, alimentando de esta forma la discordia entre los dos países.
La presencia de Estados Unidos en la zona: ¿intrusos o aliados?

Desde el punto de vista de las relaciones exteriores, un mes después de la elección de Yasuo Fukuda como nuevo Primer Ministro del Partido Liberal-Democrático en sustitución de Shinzu Abe, Japón se presenta como un país dinámico y deseoso de cambiar su imagen en la escena mundial. Al margen de los escándalos que caracterizaron el breve y caótico gobierno de Abe, el nuevo Japón mira al futuro, buscando por un lado reforzar las relaciones bilaterales con su tradicional aliado americano, y por otro esforzándose por conseguir unas relaciones cordiales con China. Tras la declaración de paz entre las dos Coreas y el desmantelamiento de todos los arsenales atómicosde Pyongyang, Fukuda se muestra partidario a una mayor apertura hacia Corea del Norte.

China, por su parte, no vacila en demostrar su deseo de lograr un papel de mayor relevancia a nivel internacional. Para ello no duda en defenderse con todos los medios diplomáticos a su alcance. En estas últimas semanas ha surgido una polémica con Estados Unidos, causada por el encuentro entre el presidente Bush y el Dalai Lama, líder del pueblo tibetano y Premio Nobel de la paz, que fue premiado por el presidente americano con la medalla de oro del Congreso, máximo reconocimiento civil norteamericano. Pekín intenta evitar por todos los medios que otras potencias se inmiscuyan en lo que considera “asuntos internos” dentro de su área de influencia, en este caso el Tíbet. Además, utiliza su peso geopolítico para adoptar posturas tendentes a desestabilizar el orden internacional: como consecuencia de ello, en esta semana el Imperio del Sol Naciente ha convocado al embajador americano en Pekín y se ha retirado de una cumbre internacional centrada en la crisis iraní. Tal vez no son más que acciones simbólicas, pero pueden desencadenar consecuencias concretas. La presencia americana en la región choca con la actitud china en política exterior, que se radicaliza en cuanto ésta siente que hay intrusos en su propio “jardín”. Tal y como está sucediendo en los últimos días, Pekín no duda en utilizar su gran poder para amenazar o tomar posiciones en sus relaciones con Estados Unidos, fácilmente considerados como “intrusos” en la región. Los americanos tienen en Tokio a un gran aliado, tanto por la cantidad de intercambios comerciales como por su función de muro de contención frente a China. En relación a este propósito, se ha hablado de la hipótesis de un eje 'antichino' que incluiría no sólo a Estados Unidos y a Japón, sino también a India y a Australia. Sin embargo, aunque la utilidad de la cercanía americana pueda ser reconocida en Japón, esta alianza no estará libre de problemas: la política interna japonesa se ha visto puesta recientemente a prueba por el apoyo a las tropas norteamericanas en Afganistán, en la misión en el Océano Índico. La ley, relativa al apoyo a Estados Unidos y que caducará a finales de octubre, ya ha provocado tensiones entre el gobierno y la oposición; la oposición, que ha visto cómo aumentaba su poder tras su victoria en las elecciones del pasado julio, dados los precedentes y la actual fragilidad del gobierno japonés, podría aprovecharse de la situación y reclamar el fin anticipado de la actual legislatura.

Finalmente, ambos países forman parte del plan de desarme nuclear de Corea del Norte, aunque también en este punto existen importantes divergencias en sus posiciones: Estados Unidos y Japón se niegan a conceder a Corea del Norte el permiso para poner en marcha un plan de desarrollo de energía atómica, mientras que China (junto a Corea del Sur y Rusia) aboga por la concesión de esta posibilidad bajo estrechos controles internacionales. China criticó a su aliado tras las pruebas nucleares efectuadas por Pyongyang el 9 de octubre de 2006, solicitando al gobierno que suspendiera permanentemente los programas nucleares. Más allá de los diferentes puntos de vista, este acuerdo rediseña el orden geopolítico en las relaciones asiáticas, abre nuevos márgenes de iniciativa para las potencias de la región y, sobre todo, invita a la cautela, dada la poca fiabilidad de los países en cuestión y las numerosas promesas incumplidas en el pasado.
Conclusiones

La impresión general es que realmente se está produciendo un acercamiento entre China y Japón, aunque con un cierto matiz artificioso, forzado y prefabricado. Se puede organizar un Comité histórico ad hoc, se puede alcanzar la cordialidad diplomática gracias al esfuerzo conjunto de ambos países e incluso se puede crear una sólida relación. Pero para ello se necesita sobre todo la confianza de los dos países, cosa que ni China ni Japón parecen estar dispuestos a proporcionar. Es cierto que China quiere asegurarse la hegemonía en la región, eliminando a sus eventuales adversarios para convertirlos en simples “vecinos”; para ello es necesaria la buena voluntad de Fukuda, porque mientras Japón se mantenga sólidamente unido a Washington en contra de China, las posibilidades de ésta se reducen de manera considerable. Del mismo modo, más allá de un punto de vista económico, es realmente interesante para todas las partes que las relaciones diplomáticas, políticas y económicas aumenten ya que Pekín representa una gran oportunidad para Tokio y para sus empresas nacionales, gracias a su papel relevante en los intercambios internacionales y a sus continuas inversiones.

domingo, 14 de octubre de 2007

Barak propone un escudo antimisiles con EE.UU antes de hablar de retiradas


El ministro de Defensa israelí, Ehud Barak, viajará a USA la semana próxima para promover proyectos conjuntos antimisiles, que Israel considera un prerrequisito para cualquier entrega futura a los palestinos del territorio de Cisjordania.

Las negociaciones de Barak en Washington buscan ayudar a despejar el camino para una conferencia sobre la creación de un estado palestino, organizada por el presidente estadounidense, George W. Bush, con la esperanza de contener al grupo islámico Hamas que desde junio controla la Franja de Gaza.

El Pentágono es socio del proyecto israelí Arrow II, un sistema diseñado para interceptar misiles balísticos del tipo desplegado por Irán y Siria.

Ingenieros israelíes y estadounidenses están trabajando en un proyecto paralelo para interceptar a los proyectiles de las guerrillas.

Israel ha fracasado en su intento por evitar los proyectiles lanzados desde Gaza, territorio al que renunció en el 2005 luego de 38 años de ocupación. Teme una amenaza similar desde Cisjordania, si sus tropas abandonan la región.

Barak se reunió el domingo con la secretaria de Estado estadounidense, Condoleezza Rice, quien acaba de iniciar una gira de 4 días por Oriente Medio.

Turquía, la aceptación del genocidio y la integridad territorial

Vista desde fuera, la postura turca con respecto al genocidio armenio puede resultar confusa. Si casi todo el resto del mundo afirma que el gobierno otomano trató de exterminar a su población armenia, ¿por qué Turquía está en desacuerdo?

La respuesta está profundamente oculta en la psiquis turca y, en gran medida, impresa en las páginas de los libros de historia turcos.

Pero con los cambios de los últimos años para promover la democracia en Turquía, las opiniones han empezado a cambiar lentamente.

Turquía empezó a ser una nación hace apenas 84 años, construida a partir de los restos del Imperio Otomano. Las potencias occidentales estaban dispuestas a dividir ese territorio. El Tratado de Sèvres así lo estableció, en 1920. Nunca fue ratificado, pero ese intento aún permanece profundamente arraigado en la memoria de los turcos, muchos de los cuales temen que ese trauma pueda repetirse.

Para protegerse de los poderes invasores, y para concretar la hercúlea tarea de forjar un nuevo Estado, los fundadores de Turquía, encabezados por Mustafa Kemal Ataturk, dejaron de lado diferencias étnicas y religiosas para crear una nueva identidad: la del ciudadano turco. Esa identidad era necesaria para poder convertirse en una nueva nación, pero eclipsó la riqueza cultural de la región.

"En muchos aspectos, la Turquía de hoy está compuesta por los restos de los otomanos", dijo Ali Bayramoglu, un escritor de Estambul. "No se ha convertido todavía en una verdadera sociedad. No está en paz con la diversidad que heredó de la era otomana. La identidad de un turco fue fabricada para poder formar una nación unificada", agregó.

Esa identidad fue construida sobre un cimiento doloroso. Además del genocidio armenio, que aniquiló a más de un millón y medio de armenios en el este de Turquía, hubo también deportaciones masivas de griegos y ejecuciones de líderes islámicos y de nacionalistas kurdos.

"El Estado y la sociedad turcas tienen un pasado traumático, que no es nada fácil enfrentar", dijo Ferhat Kentel, un sociólogo de la Universidad Bilgi de Estambul. Kentel comparó los comienzos de Turquía con un inquilino que advierte que la casa que acaba de alquilar no es nueva, sino que "por debajo tiene todo tipo de basura y suciedad".

"¿Acaso lo gritaría a los cuatro vientos, cuando corre el riesgo de sufrir vergüenza ante los vecinos? ¿O trataría de arreglárselas en silencio, para seguir viviendo en el único hogar que ha conseguido?", preguntó.

El Estado turco, fuertemente centralizado, ha elegido la segunda opción. Le pareció que hacer otra cosa sería provocar divisiones y alentar a las minorías que buscan su independencia. Los libros de texto hablan poco de los acontecimientos que empezaron en 1915, y ponen énfasis en la acción defensiva emprendida contra los armenios rebeldes que simpatizaban con Rusia, el enemigo de Turquía en ese momento.

"La palabra «genocidio», a pesar de toda su frialdad, provoca una intensa reacción en la sociedad turca", dijo Kentel. "Como la retórica del Estado le ha enseñado durante décadas que tiene un pasado glorioso e intachable, el pueblo siente que es imposible que hayan hecho algo tan terrible."

Fethiye Cetin, abogada y autora de un libro sobre la historia de su familia, dijo que se había enterado sólo a los 25 años de que su abuela era una armenia adoptada por una familia musulmana después de que la separaron de sus padres, en 1915. "Crecimos sin saber nada de nuestro pasado", dijo Cetin, que ahora representa a la familia de Hrant Dink, el editor de ascendencia armenia de un diario turco que fue asesinado de un balazo en enero.

"No se hablaba de eso en el entorno familiar", dijo Cetin. "No se enseñaba en las escuelas, y llegó el día en que de repente tuvimos que enfrentar el hecho de que había habido un genocidio armenio en esta tierra."

Pero aunque el Estado turco ha mantenido en secreto esta historia, un número cada vez mayor de intelectuales y escritores trabajan muy duramente para desenterrarla. Los cambios instrumentados por el gobierno turco para ingresar en la Unión Europea también han contribuido a difundir el debate en la sociedad.

Este año, el gobierno dio un paso más, al convocar a una comisión internacional para reexaminar los acontecimientos de esos años y poner a su disposición archivos estatales que se mantenían cerrados.

Declaraciones políticas

En una muestra del largo camino que el gobierno turco aún debe recorrer, el jueves pasado, en Estambul, un tribunal declaró culpables al hijo de Dink, ahora director del diario Agos , y al editor de ese periódico, acusados de insultar la identidad turca al publicar comentarios de Hrant Dink sobre el genocidio.

Medidas como la resolución sobre el genocidio del Congreso estadounidense sólo sirven para complicar la tarea de los que luchan por lograr la apertura de la sociedad, opinaron Centin y Kentel. Agregaron que no se trató de un sincero intento de remediar la situación, tal como afirmaron los legisladores que la aprobaron, sino una declaración política.

El libro de Cetin, Mi abuela , fue muy leído, dijo la autora, porque resultó atractivo como historia profundamente íntima y humana, no como declaración política. "Todos los cambios provocan dolor, y eso es lo que nos ocurre en este momento", dijo.

Turquía atacó en Irak y advirtió a EE.UU.

El ejército turco bombardeó pueblos kurdos de la frontera; según un jefe militar, la relación con la Casa Blanca está en riesgo



En un clima de máxima tensión en la región, Turquía bombardeó ayer pueblos kurdos en el norte iraquí, mientras reforzaba los preparativos para una inminente incursión militar en el país vecino, una iniciativa que amenaza con desestabilizar aún más a Irak y que ocurre en medio de una grave crisis diplomática con Estados Unidos.

Los bombardeos, que no dejaron víctimas mortales, pero sí graves daños materiales, se produjeron en momentos en que el gobierno turco se prepara para pedir al Parlamento autorización para realizar una amplia operación militar contra los separatistas kurdos, que atacan a las fuerzas de seguridad en Turquía y, según Ankara, se refugian en el norte de Irak, donde reciben armas y apoyo financiero. Estados Unidos se opone a esta operación, que podría desestabilizar la única zona relativamente tranquila de Irak y afectar a toda la región.

La escalada de tensión en la frontera entre Turquía e Irak ocurre en medio de una inusual crisis diplomática entre Washington y Ankara, que se desató la semana pasada después de que una comisión del Congreso norteamericano aprobara una resolución que califica de "genocidio" la matanza de miles de armenios a manos del Imperio Otomano a principios del siglo XX.

Turquía, que se considera heredera de ese imperio, rechazó la resolución y advirtió que esa iniciativa afectará su apoyo logístico a las tropas norteamericanas en Medio Oriente. Ankara es un aliado estratégico de la Casa Blanca, que depende de las bases aéreas turcas para trasladar la mayor parte de los suministros para las tropas desplegadas en Irak y Afganistán.

En un indicio de la gravedad de la crisis, el jefe de las fuerzas armadas turcas, general Yasar Buyukanit, advirtió ayer que si la moción sobre el genocidio es aprobada por el Congreso norteamericano, las relaciones militares con Washington no volverán a ser las mismas. "Estados Unidos es un aliado importante, pero un aliado no se comporta de este modo", dijo el jefe militar. "En este asunto, Estados Unidos se ha disparado a sí mismo en el pie."

En este contexto de creciente nerviosismo, el ejército turco bombardeó ayer pueblos del Kurdistán iraquí con artillería pesada. Las bombas provocaron pánico en la población y muchos huyeron, abandonando sus casas y animales. El gobierno turco afirmó que los bombardeos contra los pueblos fronterizos habían sido en respuesta a ataques lanzados por guerrilleros del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) infiltrados desde Irak.

El PKK, un grupo separatista considerado terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea, lanzó en 1984 una lucha armada contra Ankara que ya dejó más de 37.000 muertos. El ejército turco ya había bombardeado bases de los rebeldes en Irak la semana pasada, después de una ola de ataques en Turquía que dejaron por lo menos 30 muertos en las últimas dos semanas.

El gobierno del primer ministro Recep Tayyip Erdogan, que tiene unos 60.000 soldados desplegados en la frontera con Irak, pedirá entre hoy y mañana al Parlamento autorización para lanzar una ofensiva militar a gran escala contra las bases rebeldes en territorio iraquí. El oficialismo cuenta con la mayoría absoluta en el recinto legislativo, por lo que se descuenta la aprobación de la moción.

El gobierno de Erdogan tomó esta decisión bajo una fuerte presión de la opinión pública turca, cansada de los ataques del PKK, y después de acusar al gobierno iraquí y a Estados Unidos de no hacer lo suficiente para impedir las actividades de los rebeldes.

La amenaza de un ataque turco al norte iraquí, donde hay importantes plantas de petróleo, impulsó, en parte, el aumento de los precios del crudo el viernes pasado a un récord de 84 dólares el barril, ante los temores a una eventual interrupción del suministro desde el país.

En un indicio de las graves consecuencias que podría tener una ofensiva turca en Irak, el jefe del ala militar del PKK, Murat Karayilan, advirtió ayer a Ankara que encontrará una feroz resistencia y enfrentará una guerra de desgaste "como la de Vietnam", si envía tropas al país vecino.

Los preparativos para la ofensiva militar ocurren en momentos en que las relaciones entre Ankara y Washington atraviesan un muy mal momento.

Turquía llamó a consultas a su embajador en Estados Unidos el jueves pasado, después de que una comisión de la Cámara de Representantes, dominada por la oposición demócrata, aprobara la declaración que reconoce el genocidio armenio, ocurrido entre 1915 y 1917.

Pelosi, desafiante

La medida enfureció a Ankara, que amenazó con bloquear el acceso norteamericano a sus bases militares y que, según fuentes turcas, incluso podría prohibir a los aviones de Estados Unidos ingresar en su espacio aéreo. El 70 por ciento de las cargas aéreas para las tropas norteamericanas en Irak llegan a través de bases en Turquía.

El presidente George W. Bush había intentado en vano persuadir a los legisladores para que votaran en contra de la resolución, con el argumento de que ésta perjudicaría gravemente las relaciones con un importante aliado en la guerra contra el terrorismo.

Pero, pese a las advertencias de Bush y a las amenazas de Turquía, la demócrata Nancy Pelosi, titular de la Cámara baja, confirmó ayer que llevará la moción al recinto para que sea votada en pleno, algo que ocurriría a mediados del próximo mes.

viernes, 12 de octubre de 2007

Democracia y guerras

En la Primera Guerra Mundial participaron 33 países, diez de los cuáles eran democracias que no combatieron entre sí. En la Segunda Guerra Mundial participaron 52 naciones, entre ellas 15 democracias que no abrieron fuego unas contra otras.

Desde comienzos del siglo XIX hasta fines del XX tuvieron lugar 198 guerras entre dictaduras, 155 guerras entre dictaduras y democracias y ninguna guerra entre democracias.